lunes, 17 de septiembre de 2007

Amargo café

Estaba en el mismo café donde solían verse luego de discutir.
Esta vez, se verían luego de meses sin saber del otro. Luego de terminar.
Él estaba ansioso por verla. Esos ojitos claros sin duda los extrañaba.

Al fin entró. Tan delgada y menuda como siempre. Sus cabellos lisos y castaños aún tenían esa singular manera de entrometerse en su cara y en sus ojos claros. Desde la entrada le sonrió. Al llegar a la mesa le besó suavemente en la mejilla, y el abrazo duro más de lo esperado. Al sentarse el silencio se coló entre ellos, hasta que ella habló calmadamente:

- ¿Y cómo has estado?... ¿cómo te va con tu nueva relación?
Él un poco nervioso y sorprendido por lo directa de la pregunta se aclaró la garganta y respondió con una sonrisa débil:
- Bi... bien, muy bien... ¿y a ti?, ¿cómo te va en la tuya?.
Sin saber que esta pregunta sería el detonante a una respuesta afilada y un poco dolorosa, siguió sonriendo, intentando no lucir tan perturbado.
- ¿A mi? jajaja, EXCELENTE, no sabes lo feliz que estoy, es lo único bonito que tengo ahorita en realidad, creo que he encontrado a la persona perfecta.

Él intentando no parecer afectado por la respuesta tan inesperada, quiso lucir tranquilo y despreocupado
-¿ah si?... ¡caramba!, me alegra. Se nota que estás feliz.
-Por supuesto que lo estoy. Es que hasta en la forma de besar es perfecto.

Sin entender el por qué del comentario, quiso cambiar el tema para no ahondar mas.

-jejeje... que bien. Si, siempre te ha preocupado eso. ¿Y el trabajo como está?
Pero las ojos claros tenía otro plan. Y siguió hablando...

Le dijo lo perfecto que besaba, lo mucho que la emocionaba, lo maravillosa de la conexión que tenían.
Él, con el ego un poco lastimado, se mantenía callado.

- Hace todo en el punto exacto para mi pues... prácticamente.
"El punto exacto". Esta vez, era el punto exacto de ebullición.

Y así estuvieron, casi dos horas hablando de lo mismo, con unos pocos paréntesis.
Él disimulaba y apretaba los dientes y ella contenta expresaba lo feliz que se sentía.
Luego de tanto hablar, se despidieron muy sutilmente. Incluso quedaron en verse de nuevo, aunque para él pasaría mucho tiempo para poder atreverse a hacerlo de nuevo.

Minutos mas tarde, él estaba afuera del local, esperando.
Unas pequeñas gotas empezaron a caer y decidió fumarse el cigarro del día.
Dio dos inhalaciones profundas antes de que la preciosa morena llegara.
Dulcemente lo besó.
- ¿Y?... ¿Cómo te fue con tu ex?.
Se dispusieron a doblar la esquina cuando él respondió:
-Pues... hablamos de cómo me borró del mapa.
Y con una última fumada cayeron gotas pesadas.

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