La muerte huele a limón, bachaco.
Y siempre espero verte pasar
Para aplastarte y aspirar tu cítrica agonía
que me alborota las papilas
me obsesiona
con pies aplastantes
que asfixian todo
Nos parecemos, bachaco
y te mato por puro reflejo
Por conocer esos caminos
enseñarte
con cuidado
para saber
qué sentía él
dónde la lengua
qué boca abierta
al verme retorcida
sin cabeza
en el suelo de los sueños.
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