Han pasado cinco años
alargados los hilos
gordas las lágrimas
todas las llamadas cortadas
por el maldito internet.
Me refugio en su cuello
él en mis piernas
sin hablar
de la soledad escogida
lo dejado
y la terquedad de
los nuestros
intento la normalidad
con la niebla en el estómago
comiendo salmón
o carne roja
que es más cara
mastico feliz
olvidando un segundo
que el dolor de cabeza
no se cura
y que el hambre se engaña
con verduras picadas
Han pasado cinco años
acortados los hilos
secas las lágrimas
y todos los mensajes
que dicen
no volver.
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