Las moscas
que gustan del cambur
se pegan a mis codos
a mis ojos
haciendo esto más difícil
Cocino para mi
pensando en ti
en el calor de la tarde callada
que huele a mangos abiertos
a tierra pisada
a hoja podrida
sin tener indicio
de tu arrastrado andar.
muevo el aire
me rasco la cara
se pasa la hora
y las malditas moscas
se pegan a mi pierna
huelen la podredumbre de la espera
No hay comentarios.:
Publicar un comentario