Comprendo que sin sus ojos
los míos se vuelven lluvia.
-se vuelven agua-
Odio saber que sin el aire pesado de su cuarto
mi piel se desgasta.
Hasta grita.
-se derrama-
Yo entonces, contemplo.
Allí, desde mi esquinita.
Me gusta ser espectadora.
Y por ese raro oficio
-de mujer que mira y devora-
le he descubierto gestos,
maneras,
cicatrices,
tristezas,
golpes,
fetiches,
_Y sonrío de lado mientras no se da cuenta.
Yo, que he sido víctima de mis propios ojos
-Y de mi lengua que resbala-
me concentro esta vez en reflexionarle el gusto
-el gesto-
para luego pararme en sus manos
-ser pequeñita y amaestrada-
y mirarlo fijo
sin analizar nada.
Porque verlo de soslayo
-fingiendo ignorarlo-
me abre una brecha infinita
-delgada, chiquita-
en todo mi pecho, en todo mi espacio.
Y como soy amante del dolor
-del que raspa y arde-
soy capaz de mirarlo una noche,
tan muda y cobarde,
y callarme…
callarme el amarle.
Lunes 24/12/07
1 comentario:
Andi, tu expresion es infinita, inexplicable y perfecta, me encanta como lo haces, como se lee, como se escucha, como se imagina...
Eres increible nena...
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