sábado, 7 de octubre de 2017

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La muerte huele a limón, bachaco.
Y siempre espero verte pasar
Para aplastarte y aspirar             tu cítrica agonía
que me alborota las papilas
        me obsesiona
con pies aplastantes
que asfixian todo

Nos parecemos, bachaco
y te mato por puro reflejo
Por conocer esos caminos
                  enseñarte con cuidado
para saber
qué sentía él
                    dónde la lengua
                    qué boca abierta
al verme retorcida
sin cabeza
en el suelo de los sueños.

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