domingo, 11 de noviembre de 2007

Inútil perfección


Sentada en el sofá, cansada de la larga subida por las escaleras, Valentina tomaba un vaso de agua para refrescarse.

- ya deberían reparar los ascensores.

- Dijeron que esta semana lo harían. No sé que ha pasado- .Le respondió Julio desde la cocina.

Valentina sacó un pañuelo de su cartera y se secó el sudor de la frente y el cuello. Terminó de tomar su agua y se levantó del asiento. Observó a Julio cocinando. Le encantaba eso de él. Julio era atento, ordenado, pulcro y siempre olía exquisito, incluso cuando sudaba en la cama. Valentina sonreía. Seguramente era el hombre perfecto para muchas, aunque ella haya sentido en ciertas ocasiones que quizá habría alguien mejor.

- deja de supervisarme. Le pondré pimienta, tranquila.

- No te superviso. Te observo. Sabes que me gusta.

Julio sirvió la mesa como bien sabía hacerlo. A pesar de siempre llegar cansado del trabajo, la cocina lo relajaba. Esa fue una de las primeras cosas que a Valentina le encantaron de él. Al menos uno de los dos cocinaba.

Luego de fregar los platos, y ordenar la cocina, Julio hizo ademán de querer postre. Suavemente besó a Valentina en el cuello mientras ella bebía su café en la ventana. Valentina cerró los ojos para sentir con más precisión sus besos. Julio le quitó la taza de la mano y la colocó en una mesa cercana. La rodeó con sus brazos y la levantó fácilmente. La colocó en el sofá y con una velocidad pausada la despojó de su ropa.

No era la primera vez que lo hacían en el sofá, habían recorrido ya todos los rincones de la casa que tenían que hacerlo una que otra vez en hoteles para no aburrirse. Julio yacía al lado de Valentina disfrutando de los últimos soplos del orgasmo, cuando Valentina abrió los labios sólo un poco.

- creo que debemos terminar.

Julio volteó bruscamente para encontrarse con sus ojos, viendo al techo y con un gesto muy serio.

- ¿Cómo dices?, ¿hablas en serio?, ¿qué te pasa?, ¿por qué?.

Eran muchas preguntas, con un enorme derecho a ser respondidas, pero Valentina se limitó en su explicación.

- Creo que ya es hora de seguir.

-¿de seguir?, ¿qué quieres decir con eso?, hemos estado juntos por 3 años, no te parece que la relación merece una respuesta mas lógica que “seguir”?. No entiendo. Las cosas han estado bien. Sé que la discusión de estos días nos dejó un poco molestos pero hemos tenido peores.

-no es eso, no es por la pelea.

- ¿Y entonces?, ¿se supone que me quede satisfecho con tu reacción?. De verdad necesito que me expliques que es lo que está mal.

Julio ya estaba sentado frente a ella, con el ceño fruncido y estaba más molesto que triste por la repentina situación.

- solamente ya no creo que debamos estar juntos.

Valentina se levantó del sofá, se vistió rápidamente mientras Julio enojado le pedía a gritos una razón lógica para todo aquello. Se sentía confundido, no sabía qué había hecho mal y su humor empeoraba cada segundo que Valentina permanecía en silencio.

No dijo nada más, excepto que lo amaba. Trancó la puerta y se dispuso a bajar los 10 pisos que ya había subido. Julio en cambio dejó su ira en el cojín del sofá, en la puerta del cuarto y en todo lo que se le atravesara. De repente, su celular sonó. Intuyó que era ella. Su ira se sumaría a una argumentación demasiado estúpida para su gusto y que le pegaría en el ego que no pensaba que tenía.

“Lo siento, no eres tu el del problema, o quizá no del todo. Soy yo por caprichosa y complicada. Has sido perfecto en muchas cosas, menos en una. No me tocas como quiero, no me besas como me gusta y… no me acaricias luego de estar conmigo. Ya no puedo aceptar más algo que de verdad me ha incomodado mucho. Pero… ya estaré más tranquila, alguien más se ha encargado de mantenerme “cómoda”. Gracias por tu paciencia y cuidados. Adiós”

Escrito el 18/10/07

2 comentarios:

Anónimo dijo...

:O

Está bueno... Mis respetos, señorita.

Jeanfreddy Gutiérrez dijo...

Impresionante de verdad. Aunque hay que "literaturalizar" más los diálogos. Se siente y se lee muy bien :)