jueves, 14 de febrero de 2008

Hay anfibios infrecuentes


Rescatando letras del baúl...

Gracias a las infinitas palabras.

Gracias por los cortos momentos.

Por los susurros ahogados.

Gracias a las manos que abrigaron las mías.

A los besos que no debiste darme.

Gracias por maravillarte con tan poca belleza.

Por los silencios.


Perdón por las faltas de palabras.

Por lo distante de mis pasos.

Perdón por el miedo que habitó en todo mi cuerpo.

Por el tiempo que no te di.

Perdón por los besos que te ofrecí… y después te quité.

Perdón por nacer con manos de niña… y tu con voz de mujer.


Aprendí a no temerle a los anfibios, sino a amarlos.

Aprendí a no confiarme del amor, ni del temor.

A querer callada y prohibidamente.

Aprendí a no dejar que la vida te pase

y quedarte atrás.



Aprendí de ti… aprendí de mi.




Le otorgo a tu corazón un lugar secreto.

Y el pecado que dejaste me lo llevo hasta a mi cama.

Gracias y perdón.


Escrito el 04/10/06

[modificado]

1 comentario:

Maily Sequera dijo...

esto también me gusta aunque más que un poema, es una carta. olvida el aunque; es lo que es y es amable :)
{le estoy leyendo}