Tus dedos conversando con mis cabellos.
Conspirando con los susurros que callaste hace una hora.
Tu aliento ligero me indica volverme hacia ti,
con mi rostro indicando ataque.
Estas idéntica, compañera,
igual que cuando te fuiste.
Sonríes multiplicando tu luz,
y conmoviendo mi dureza aprendida por años.
Soy lo que dejaste.
Y lo que ahora me pides
-ardientemente-
que sea.
“Te quiero”,
murmuras,
y tragándome el orgullo te creo.
Te aprieto contra mí, besándote con fuerza.
Es allí cuando tus manos me dan la bienvenida a tu vida.
Cierro los ojos.
Siento tus labios tibios en mis párpados,
borrando recuerdos inagotables.
Los abro y allí estas, compañera,
preparando todo para devorarme y
dejarme morir en tus brazos.
Adelante. Hoy quiero que me destruyas lentamente.
Mañana lo haré yo. Besando lo que inocentemente me regalas:
un poco de tiempo.
30/01/08
4 comentarios:
Muchas gracias por sus palabras.
Besos y saludos.
No se cuantas veces e visto estas palabras, en tantas murallas de resonancias; que no envuelven y no vuelven de sus miradas perdidas; los versos tejidos, con el mismo hilo; pero los finales son crudos e inesperados; para quienes la vida, es placenteramente absurda.
¿no hay otras palabras?;
Palabras ocultas, que no llueven parecidos; sin distorsiones fugases.
Palabras que sangran, nuestras mente en detonante esparcido por la irrisoria artimaña de tantas escritores.
Saludos.
me encantò...sencillamente espectacular ..... aarÒn
No es facil recibir un regalo como ese.
Hay que saberlo tomar.
Bs.
encantador
como te proyectas
y te cuentas
sólo eso,
encantador!
estas creciendo, niña :D
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