sábado, 31 de mayo de 2008

Restos de amor


2.

Hay un yogurt de esos que tanto te gustan

esperándote en la nevera

Te esperaba y esperaba

(mientras tanto, yo desesperaba)

Y cuando vio que ya no venías

se impacientó de una vez, reventó la tapa

Y soltó una peste de bacteria que no ves

Tengo lactobacilos en el ketchup

lactobacilos en la remolacha

lactobacilos bajo las uñas

lactobacilos en los sobacos

No te estoy vacilando, te lo juro:

tengo lactobacilos en el alma.



Y tengo todo mi cuerpo
lleno de esa malvada bacteria.
Temo que pronto reventará mi tapa
y ¡splash!...

estarás allí.

2 comentarios:

Rubén Darío Carrero dijo...

No entiendo cómo lo cotidiano puede convertirse en cada una de estas vuela-palabras que me llevan al tiempo de tú indiferencia sin causa. Mi corazón y mí cabeza batallando prosiguen. ¡Qué aburrimiento tan tierno el tuyo, qué barroquismo tan desesperado como inutíl el mío!. Tú mundo físico es poético, el dolor somatico sólo al ver, el alma bajo microscopio. Toda la profundidad está en tú superficie...ya no creo en los abismos. Gracias

P.d: Limpia tu nevera.

Rubén Darío Carrero dijo...

Respuesta a tu comentario dejado frente a mí espejo: Me dices que prefieres la ignorancia a lo que es logico, te defines según tu ignoracia, socratica empedernida. Admiro tu inteligencia tan simple como la verdad "en lo que es de verdad". Así debería ser la vida, pero no lo es, debería ser tan simple como el verde ó como los colores de Van Gogh, qué te parece?. Sobrevivimos y las metaforas permanecen en cada una de las cosas. Nuestra logica: la llama de una vela. Sigo detrás de tú palabra sin causa sobre su causa.

Abrazos amarillos.