viernes, 1 de agosto de 2008

Silénciame


Voy a regalarle mi garganta a ese niño que vive en la esquina.

Que juegue con mis verbos, ruiditos y aire.

Con todas las frases que coleccioné y ya no sirven.

Que se alimente de la saliva que no me preocupé en gastar

y de todos los gritos que mataron mis flores.

Porque quizás el pueda hacer canciones que valgan la pena

o pronunciarse ante la vida.


Que haga puentes de sonido por donde pasen

sus sueños de calle sucia y sola.

Que construya su guitarra salvadora con mis cuerdas vocales.


Le regalo esta garganta y todos sus instrumentos porque…

¿Para qué conservar algo que jamás se usó a tiempo?


Viernes

11.07.08


2 comentarios:

Iván Ruiz de Velasco dijo...

Caminando me toco ver la escena, y me encontré contigo entregando tu garganta.

Rubén Darío Carrero dijo...

Tú garganta, tu misma que jamás llegastes a tiempo, el niño con su nuevo jueguete violento y desnudo...tú eres todo eso como la ausencia de un ejercito conquistador.

Pero cualquier guerrero muere de frío, tu palabra no.