domingo, 29 de mayo de 2011

"(...) Y luego mi visión se detuvo sobre siete velas altas que reposaban en la mesa. En un principio, me parecieron una imagen de la caridad, como delgados ángeles que me salvarían la vida; pero luego, de repente, una náusea mortal cayó sobre mi espíritu, y sentí que cada fibra de mi figura se erizaba como si hubiera tocado una batería galvánica, al ver que las formas angelicales se convertían en espectros difusos con cabezas de llama, y al comprender que de estos no obtendría ayuda alguna. Entonces, a hurtadillas, como una nota musical exquisita, entró en mi delirio el pensamiento de cuán dulce debía ser el descanso de la tumba. La idea llegó suave y furtivamente, y pareció demorarse largo tiempo en lograr mi apreciación completa; pero a medida que mi espíritu logró por fin sentirla y aprehenderla, las figuras de los jueces se desvanecieron como por arte de magia de mi campo de visión; las altas velas se hundieron en la nada; sus llamas se extinguieron por completo; la negrura de la oscuridad se impuso y todas las sensaciones parecieron ser devoradas por aquel descenso vertiginoso y precipitado como el de un alma a los dominios de Hades. Luego, el universo entero fue silencio, y quietud, y noche absoluta."


Edgar Allan Poe
El pozo y el péndulo (fragmento)


Foto por: ESTELIF

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