domingo, 29 de mayo de 2011

3 comentarios:

Gerardo Carvajal dijo...

Lo sabemos, es así.

Anónimo dijo...

Tu poema me recuerda este, de mi autoría:

en completa normalidad

el sacerdote ateo
palmea el hombro
al proxeneta evangélico
que brinda unos güisquis
al bohemio abstemio
que le palmea el hombro
al militar anarquista
que felicita
al comunista empresario
que confía todo
al político honesto
que paga bajo la mesa
al periodista imparcial
que se ríe con
el idólatra iconoclasta
que le da un beso
a la reina de belleza feminista
que fornica con
la lesbiana homofóbica
que le cree todo
al dictador demócrata
que declara que la situación
es de completa normalidad

Unknown dijo...

Maestras poetas, ¡qué horror! ¡Qué necesario!